Argentina sigue siendo uno de los países con peor desempeño en el mundo en cuanto a la tasa de graduación universitaria, han revelado cifras que alimentan la preocupación de la comunidad académica.
Analizando las cifras más recientes disponibles del año de graduación 2016, investigadores del Centro de Estudios de la Educación en Argentina de la Universidad de Belgrano destacaron que sólo tres de cada 10 estudiantes matriculados en educación superior logran graduarse en el plazo previsto.
La gran mayoría se retrasa en terminar sus estudios o abandona la universidad por completo, señalan los autores.
La tasa de graduación universitaria en Argentina
Las tasas de graduación tanto en universidades públicas como privadas en Argentina han experimentado una disminución constante en los últimos tres años. Las cifras son peores en las instituciones financiadas por el Estado, donde hasta un 80% de los estudiantes no aprueban más de un módulo cada año.
Argentina está detrás de países vecinos como Brasil y Chile, donde se gradúan más de la mitad de los estudiantes. En comparación, el 80% de los estudiantes de Colombia y México completan con éxito sus estudios de pregrado.
Pero los expertos dicen que las bajas tasas de continuación de estudios en Argentina están interrelacionadas con el sistema único de admisión universitaria del país, a través del cual los estudiantes pueden inscribirse gratuitamente en instituciones públicas, a menudo sin requisitos de calificación específicos. Como resultado, Argentina tiene una población estudiantil proporcionalmente mucho mayor que otros países latinoamericanos.
“La tasa de continuación en Argentina es normal para un sistema de admisiones sin restricciones como el nuestro“, dijo Marcelo Rabossi, investigador de la Universidad Di Tella. “Aquí, la selección de los estudiantes se hace dentro de la universidad, una vez que ya han entrado… en otros países se hace exógenamente, fuera de la universidad“, continuó.
Mientras que Argentina ha sido aclamada por tener uno de los sistemas universitarios públicos más móviles socialmente y más abiertamente accesibles, algunos argumentan que las altas tasas de deserción escolar tienen un costo desproporcionado.