Miles marcharon en Buenos Aires en defensa de la educación pública y para exigir mejores salarios y mayores presupuestos.

Cientos de miles de argentinos marcharon el jueves en el centro de Buenos Aires en defensa del sistema de educación pública y para rechazar los recortes anunciados por la administración del presidente Mauricio Macri en el marco de las medidas de austeridad en curso respaldadas por el Fondo Monetario Internacional.

La marcha tuvo lugar durante la cuarta semana de huelga de los trabajadores de las universidades nacionales. En los días previos a la marcha, profesores y estudiantes impartieron clases en espacios públicos y organizaron ocupaciones de universidades de todo el país para arrojar luz sobre la crisis actual del sistema de educación superior argentino.

Las palabras de los manifestantes

“No vinimos sólo por los salarios, sino también por el financiamiento de la educación universitaria pública y gratuita”, explicó Mónica Pipino, profesora de la Universidad Nacional de Rosario, en un intento de contrarrestar la narrativa de los funcionarios del gobierno, que afirman que el conflicto se basa exclusivamente en los salarios.

El mes pasado, el gobierno de Macri anunció un recorte de 99 millones de dólares (más de 3.000 millones de pesos argentinos) en el sector de la educación pública y el cese de proyectos de infraestructura. Este anuncio agravó la demanda de aumentos salariales que responden a la creciente tasa de inflación.

Hemos entrado en la cuarta semana de la huelga, y apenas hemos logrado poner fin al apagón de los medios de comunicación“, dijo Pipino, destacando la importancia de la movilización masiva en las calles.

Los que no pudieron viajar a Buenos Aires organizaron marchas en varias ciudades del país, que se sumaron a las miles de personas que han mostrado su apoyo a la lucha de profesores y estudiantes.

A pesar de la lluvia, estudiantes, profesores y trabajadores no académicos de las 57 universidades públicas del país participaron en la Marcha Universitaria Nacional, que comenzó en la Plaza de Mayo y concluyó a las puertas del Palacio Presidencial Casa Rosada de Argentina, para afirmar lo que consideran una simple verdad: “la educación no es un privilegio, es un derecho”.

“En Casa Rosada hay un grupo de empresarios empeñados en destruir la universidad pública. Y aquí hay cientos de miles empeñados en defenderlo”, dijo Luis Tiscornia, del Sindicato de Universidades de Conadu, durante el evento de clausura.

Walter Merkis, secretario general de la Federación Nacional de Trabajadores Universitarios de Argentina, destacó la importancia de la educación superior pública para garantizar un futuro mejor, haciendo eco de un lema común en estas protestas: “sin universidad, no hay futuro”.